Cada vez son más las organizaciones, empresas e incluso países enteros que hablan de llegar a ser neutros en carbono. La mayoría de las estrategias para conseguirlo tienen algo en común: las prácticas de compensación de carbono. Pero, ¿qué son éstas y cuál es el papel de la compensación de carbono en la consecución de la neutralidad de carbono?
La compensación de emisiones de carbono es un proceso en el que una entidad calcula y compensa sus emisiones analizando cómo sus actividades generan CO2 e invirtiendo en proyectos para equilibrar este impacto. Todo, desde la calefacción a la iluminación e incluso el almacenamiento de correos electrónicos, emite CO2. La responsabilidad de cada emisor es adoptar comportamientos que ahorren energía y reducir los viajes y transportes innecesarios siempre que sea posible. Por supuesto, los viajes y el transporte de productos, mercancías o personas suponen el mayor peaje de emisiones, junto con los procesos de fabricación. Sin embargo, incluso con la maquinaria y los hábitos más eficientes, las empresas seguirán dejando una huella. Ahí es donde entra en juego la compensación.
Una vez que una empresa ha calculado su huella de carbono, puede pagar iniciativas que eliminen carbono u otros gases de efecto invernadero de la atmósfera para anular sus emisiones. Puede hacerse plantando árboles que capturen dióxido de carbono, generando energía renovable o comprando créditos de carbono.
Hace unos años, los emisores compensaban plantando árboles y patrocinando proyectos de reforestación para capturar y almacenar carbono. Los árboles absorben CO2 a medida que crecen y lo conservan, lo que convierte a los bosques en uno de los mayores sumideros de carbono. Sin embargo, ahora los emisores pueden comprar créditos de carbono para establecer programas continuos de compensación de carbono por cada acción realizada - por ejemplo; los clientes pueden pagar una cuota de carbono para compensar sus emisiones cuando compran un billete de avión o envían un producto al extranjero. Estos créditos de carbono apoyan una amplia gama de proyectos medioambientales, como la repoblación de la selva amazónica, el apoyo a la agricultura sostenible o el suministro de energía renovable a los países en desarrollo.
Lo más interesante es que los créditos de carbono ofrecen algo que las iniciativas convencionales de plantación de árboles no ofrecen. La inversión en proyectos de reforestación y conservación de bosques se centra en reducir y absorber carbono. Aunque se trata de iniciativas muy necesarias, compensan las emisiones almacenándolas en sumideros de carbono. Por otro lado, también se conceden créditos de carbono por planes que reducen el consumo de combustibles fósiles, como la inversión en parques eólicos o la agricultura regenerativa. En teoría, ambas actividades anulan el impacto de las emisiones de carbono, pero plantar árboles sólo compensa restando CO2, mientras que algunos proyectos de créditos de carbono fomentan activamente un cambio hacia un menor consumo de combustibles fósiles. Además, si nos mantenemos fieles al verdadero significado de la sostenibilidad, debemos recordar que incluso los sumideros de carbono (es decir, las selvas tropicales) tienen límites de almacenamiento: no pueden almacenar para siempre. Confiar en que nuestras selvas tropicales absorban nuestras emisiones permanentemente no es una estrategia plausible para volvernos ecológicos.
En Modulex llevamos años centrándonos en hábitos de ahorro energético. Hemos incorporado maquinaria eficiente en nuestra fábrica de Billund, optimizado nuestras líneas de producción y cambiado a la iluminación LED de bajo consumo. En 2018, Modulex Billund adoptó aún más la metodología LEAN para optimizar nuestros recursos, espacio y energía. LEAN nos ha demostrado que ahorrar energía y recursos no es cuestión de pequeños cambios. Convertirse en una empresa energéticamente eficiente es una transición que afecta a los fundamentos y la filosofía de funcionamiento de una empresa y requiere una perspectiva y un compromiso a largo plazo.
En Modulex también intentamos encontrar nuevas formas de compensar el impacto de nuestras emisiones. Nuestra fábrica de Billund es propiedad del Grupo KIRKBI, que ha invertido en dos parques eólicos marinos y es responsable de nuestro suministro energético. Estos generan suficiente energía renovable para satisfacer el consumo total de energía de KIRKBI, incluida nuestra fábrica de Billund. A su vez, el consumo de energía eléctrica de nuestra fábrica de Billund es 100 % neutro en emisiones de CO2.
A pesar del potencial de estos sistemas, la compensación de carbono no puede sustituir a la prevención de emisiones. La transición a una economía baja en carbono es un proyecto mucho más urgente, y no debe verse ensombrecido por iniciativas de compensación que sugieran que puede borrar las emisiones. Aunque la compensación de carbono tiene un potencial considerable para ayudar a impulsar una transición hacia economías más verdes, no debemos olvidar que mitigar y prevenir las emisiones debe ser siempre prioritario sobre compensarlas. Del mismo modo que para ser más eficientes en Modulex fue necesario un cambio ascendente en la filosofía y la organización, lograr una transición verdaderamente ecológica exige que nos centremos primero en ahorrar energía y emisiones antes de pensar en formas de equilibrarlas.
Erik Sørensen Ruiz
Responsable De Medio Ambiente Y Asociaciones